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Activos de una empresa: clasificación y características

Los activos de una empresa están representados por sus bienes materiales, dinero y cuentas por cobrar. Por ejemplo, muebles e instalaciones, dinero en una cuenta bancaria y los créditos que deben pagar los clientes por sus compras. En cambio, los pasivos son todas las deudas de la entidad: los préstamos, la nómina, las deudas con proveedores o las cuentas pendientes con la seguridad social. 

 

 

Tanto los activos de una empresa como los pasivos son los que conforman el patrimonio de una organización y en conjunto, permiten desarrollar su actividad económica.

 

 

Clasificación de los activos de una empresa

 

 

Los activos de una empresa pueden clasificarse según su nivel de liquidez, es decir, la capacidad que tienen de convertirse en dinero en un plazo de tiempo determinado. Veamos cómo distinguir estos dos tipos de activos:

 

 

Activos corrientes

 

 

Son aquellos activos que pueden transformarse en dinero en efectivo en un año o menos. Por eso también se los llama “activos circulantes”, pues circulan más rápido en forma de ventas, compras o pagos.

 

 

Su cantidad influye sobre el ROE o rendimiento del capital de una empresa. Mientras más activos corrientes se tengan, mayor será el flujo de caja. Así, la entidad podrá cubrir sus obligaciones y trabajar de modo eficiente.

 

 

Uno de los criterios para establecer si un activo es corriente, es su movimiento dentro de la empresa. Esta clase de activos son necesarios para que la compañía realice las actividades del día a día: por ejemplo, hacer compras o pagar deudas. Los activos de una empresa se pueden usar, vender, transformar en dinero líquido o entregarse a modo de pago fácilmente.

 

 

Muchos de estos activos tienen que ver con el capital financiero de una compañía. Es decir, el dinero no consumido que se ha llevado al mercado para obtener una rentabilidad. Por ejemplo, las inversiones de corto plazo y el dinero disponible en cuentas bancarias.

 

 

Finalmente, los activos circulantes aumentan la capacidad de pago de una empresa. Es más probable que los bancos y las entidades financieras otorguen distintos tipos de créditos a negocios con este tipo de activos. Los ejemplos de activos más comunes son:

 

 

  • Dinero en efectivo y en cuentas bancarias.
  • Títulos valores, cuota partes y acciones de corto plazo.
  • Deudas por cobrar.
  • Inventario de mercadería.

 

Imagine que tiene una fábrica de panificados. La harina y el azúcar serán parte de su inventario; si las panaderías de barrio le deben dinero, tendrá cobros a su favor; y la plata que guarde en el banco, también será parte de sus activos corrientes.

 

 

Activos no corrientes

 

 

A diferencia de los anteriores, estos son activos que necesitan más tiempo para convertirse en dinero: el plazo es superior a 1 año. Algunos ejemplos son terrenos, edificios, maquinarias y vehículos.

 

 

Todos los activos de una empresa son necesarios para su funcionamiento. En este sentido, los no corrientes sostienen el negocio a largo plazo, permitiéndole realizar sus actividades. Un local comercial, máquinas para una fábrica, vehículos para repartos, entre otros, son elementos necesarios en una compañía. 

 

 

Sin embargo, estos activos son más difíciles de vender. No tienen una gran liquidez, es decir que no se pueden transformar rápidamente en efectivo. Están pensados para mantenerse en funcionamiento por mucho tiempo, como parte de la estructura empresarial.

 

 

Aunque son bienes duraderos, sufren desgaste y con los años van perdiendo su valor. Este fenómeno se conoce como “depreciación”. Para calcularla, todos los años se resta un porcentaje de amortización al precio de compra. Esta es la razón por la cual muchas empresas prefieren el leasing financiero o arrendamiento de activos, en lugar de invertir en bienes no corrientes. Aquí están sus principales tipos:

 

 

  • Inversiones de largo plazo como acciones y bonos.
  • Bienes muebles e inmuebles, herramientas, maquinarias, edificios, entre otros.
  • Activos intangibles como las patentes y los derechos de autor.

 

Siguiendo con el ejemplo de la panadería, usted podría tener hornos, amasadoras y mesadas de cocina como activos no corrientes. Asimismo, un producto nuevo que haya registrado y lanzado al mercado. O bonos del Estado donde invirtió una parte de sus ganancias.

 

 

Los activos de una empresa, gestionados adecuadamente, pueden impulsarla a crecer. Es importante conocerlos y aprender a distinguirlos en su propio negocio. Así sabrá con cuánta liquidez puede contar en caso de que los necesite, y qué bienes vale la pena vender para evitar su depreciación.

 

 

 

 

Referencias Bibliográficas

    
Economipedia. (2022). Activo no corriente. https://economipedia.com/definiciones/activo-no-corriente.html
    
Gerencie. (2020). Activos corrientes. https://www.gerencie.com/activos-corrientes.html

 

 

 

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